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CULTURA
El que haz un cesto haz un ciento...
La Asociación Ruta de Vaqueros de Alzada a Torrestío (RUVAT) organizó un curso de cestería tradicional que se desarrolló a lo largo de dos jornadas, la primera en el centro social de Biedes y la segunda en La Braña, finalizando este sábado 8 de abril.
Con un número de plazas limitado para 12 alumnos, se impartieron las técnicas tradicionales de entrelazado de las fibras vegetales para obtener aquellas piezas que antaño tanto se utilizaban, y que hoy son básicamente un adorno. RUVAT apuesta así por recuperar esos viejos oficios extinguidos, como es el caso del de cestero.
El taller corrió a cargo de Juan Díaz, que contó con la colaboración de Selita, una vaquera de Torrestío que aprendió de su abuela Engracia el arte de la cestería. No obstante en la zona era mas habitual que compraran los cestos a los gitanos que todos los años llegaban al pueblo por el verano y acampaban en el cabildo de la iglesia.
En la Asturias rural hasta no hace muchos años, las cestas, los cestos carreteros, las goxas eran utensilios utilizados a diario para recoger desde los huevos del gallinero, las patatas de la huerta o la hierba del prado. La modernidad y la llegada del plástico dio al traste con el uso de "la blimal o el ablanu", y en la actualidad solo unos pocos dominan el oficio de cestero casi con el único fin de impartir cursos como este.
Los alumnos de Biedes progresaron adecuadamente consiguiendo elaborar sus propias piezas, y ya se sabe "el que haz un cesto haz un ciento..."