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SOCIEDAD

El último paciente del médico de Las Regueras

Jueves 08 de Marzo del 2018 a las 12:44


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No era un día más en el centro de salud de Las Regueras, los pacientes lo sabían y acudían  al médico sin estar enfermos, el teléfono no dejaba de sonar y Salvador, el Dr. Cárcaba, veía como avanzaba la mañana sin tener un minuto de descanso. El ajetreo estaba justificado, era su última jornada de trabajo, se irá de vacaciones y pasará directamente a la jubilación.

28 años ejerciendo en el municipio reguerano le han dado tiempo a hacer amistades y a sentirse querido, asegura "los echaré de menos". Encara esta nueva etapa en su vida con entusiasmo, lejos de nostalgias, su familia y amigos salen ganando. Tiene la agenda personal  casi repleta para los próximos meses, el teatro, la opera y los viajes figuran entre sus citas más inmediatas, otras pasiones como la lectura, los paseos, el enorme y cuidado jardín y los tres perros (quienes lo conocen saben que son sus "chiquillos") llenaran su tiempo.

Natural de Oviedo siempre tuvo claro que quería ser médico, antes de recalar en Las Regueras ejerció en La Riera (Somiedo) y en Teverga. Allí se formó como médico rural y como tal puso fin a sus días en activo. Para despedirse atendió una urgencia, afortunadamente nada grave. Su último paciente oficial.

En la consulta hoy las paredes lucían desnudas, no colgaba la foto de todos sus compañeros de promoción (una atípica instantánea lejos de la consabida orla), junto a la estantería con el instrumental, ni la plumilla de Nicanor Piñole que a espaldas del doctor miraba fijamente a los pacientes sentados en sus sillas, compartía con ellos sus angustias y mostraba satisfacción si el diagnostico no era preocupante.

Llegó un 30 de mayo de 1990, durante los 10 primeros años fue el médico las 24 horas del día, por las mañanas pasaba consulta y el resto del tiempo estaba de guardia. En aquel entonces vivía en Oviedo y recuerda noches enteras sin dormir y largas jornadas de domingo en las que no tenía tiempo ni para comer. "También es cierto que Las Regueras tenía 1000 habitantes más"

Desde entonces la evolución de la medicina en general ha sido enorme, y los medios de trabajo han mejorado considerablemente. "En los comienzos si caía un rayo se iba la luz,  contaba con una mesa, una silla, una camilla y un talonario de recetas; los pacientes tenían que desplazarse a Oviedo para casi todo, ahora en este centro de salud se hacen extracciones, espirometrías, electros, el seguimiento del sintrom... la dotación es buena".

Otro cambio fundamental vino de mano de la receta electrónica, "con ella gané tiempo para atender a los pacientes que realmente vienen a consultar, pasé de tener una media de 100 al día a unos 30 ó 40 gracias a la informatización".

Antes de ver como colgaba para siempre la bata blanca, le pido unas conclusiones "me voy después de 28 años, habrá cosas mal pero también las habrá que están bien, me siento querido la verdad. La sanidad del concejo cambió muchísimo y creo que he contribuido a ello, por ejemplo dejo a la gente bien historiada, mi sustituto tendrá fácil conocer al paciente"

Apoya sus gafas sobre la mesa y posa para nuestro objetivo sonriente, imagino que a continuación habrá terminado de recoger sus cosas, echaría una ojeada al consultorio y se fundiría en un abrazo con Carlos el enfermero, aunque los dos viven muy cerca y seguirán viéndose con asiduidad éste se mostraba un tanto cabizbajo "han sido 20 largos años trabajando juntos, lo echaré de menos".

Ahora son los regueranos los que le recetan: unas dosis diarias de disfrute de una larga jubilación. 

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